La responsable del programa de Pensamiento Emocional del Colegio Zola Las Rozas, Marta Morales, nos regala estos diez consejos para poner en práctica en verano.
Desde hace más de 10 años, nuestro Colegio cuenta con un programa propio de Pensamiento Emocional que se trabaja de forma transversal en todas las etapas.
- Escucha a tu cuerpo. Porque tu cuerpo es el que más información te ofrecerá sobre lo que necesitas. Permítete descansar/desconectar cuando te lo pida
- Autoconocimiento. Cuando paramos a reflexionar sobre cuáles son nuestras fortalezas y cuales son las áreas de mejora, estamos llevando a cabo un ejercicio de autoconocimiento clave para nuestro bienestar. Identificar las áreas de mejora y trabajar en ellas reforzará nuestra autoestima, al igual que sucede con nuestras fortalezas, ya que en ellas nos apoyaremos a la hora de afrontar los retos de nuestras vidas.
- Pensamiento Positivo. El tipo de pensamiento que cultivamos está relacionado con nuestras emociones y nuestras conductas. Pensar en positivo significa tener una perspectiva optimista y enriquecedora sin perder la realidad de vista. Esto nos ayudará a construir relaciones más saludables, a tener una visión más optimista de la realidad y a mejorar nuestro bienestar emocional. Por ello, potencia tus pensamientos positivos, esos que te animan y te motivan.
- Ejercicio físico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la actividad física para todas las edades y destaca sus beneficios tanto físicos como mentales: aumenta el bienestar, ayuda a mejorar el estado anímico y reduce el estrés.
- Practica Mindfulness. ¡La importancia de disfrutar el aquí y el ahora! Para ello es necesario practicar y dedicarle a nuestra mente unos minutos de descanso y desconexión.
- Gratitud. Centrarse en las cosas buenas de nuestras vidas y sentirse agradecido por lo que tenemos favorece nuestro bienestar emocional y nuestra salud mental. Dedicarle tiempo a la gratitud contribuye a mejorar nuestro positivismo y estado de ánimo.
- Convivencia saludable. Rodearnos de personas que nos aportan, nos suman y nos ofrecen la oportunidad de crecer contribuirá favorablemente en nuestro bienestar emocional. Pero no debemos olvidar que en la convivencia surgen conflictos que podemos afrontar como una oportunidad de aprendizaje, comunicación y crecimiento.
- Autoestima. Cuidar nuestra autoestima favorece nuestras relaciones interpersonales, nuestra capacidad de afrontar los retos y en definitiva nuestro bienestar emocional, al generarnos seguridad en nosotros mismos. Por eso, dedica tiempo a hacer las cosas que te gustan y sé amable y comprensivo cuando hables contigo mismo.
- Alimentación. Los alimentos nos aportan sustancias que influyen en nuestro estado de ánimo y nuestro comportamiento, y por ello influyen en nuestra salud mental. Además debemos saber también que el agua nos ayuda a incrementar la energía y mejorar las funciones cerebrales. Si nos hidratamos correctamente durante el día, favoreceremos nuestra concentración, memoria y la regulación del estado de ánimo.
- Retos. Proponernos retos supone salir de nuestra zona de confort. Esto conlleva poner en práctica todas nuestras herramientas, potenciando así nuestra creatividad, flexibilidad, etc., teniendo la oportunidad de descubrir todo nuestro potencial. Salir de nuestra zona de confort nos genera miedo e incertidumbre, pero nos proporciona aprendizajes y nos da la oportunidad de crecer como personas.