Desde los 6 meses hasta los 2 años, el aprendizaje se basa en la experiencia directa y el juego, favoreciendo el desarrollo integral de los más pequeños a través de actividades sensoriales, manipulativas y simbólicas.
Durante el primer ciclo de Educación Infantil, que abarca a los niños de 6 meses hasta 2 años, el aprendizaje no se da en torno a proyectos como ocurre en etapas posteriores. En su lugar, se prioriza un enfoque fundamentalmente experiencial, es decir, se aprende a través de las vivencias directas, las sensaciones y la manipulación de objetos. En esta etapa tan temprana, el desarrollo integral del niño depende en gran medida de las oportunidades que se le brinden para explorar el mundo que le rodea con todos los sentidos.
Los niños a estas edades están en pleno proceso de descubrimiento. Todo es nuevo: las texturas, los sonidos, los colores, los movimientos, etc. Por ello, el aprendizaje experiencial se convierte en la base de su desarrollo cognitivo, emocional, motriz y lingüístico. A través del juego, la experimentación y la interacción con su entorno, los más pequeños comienzan a construir las primeras nociones de sí mismos, de los demás y del mundo.
Atelier en Infantil
Además, este curso se ha incorporado en el aula el espacio del Atelier, que viene a complementar y enriquecer la metodología ya existente. El Atelier del Colegio se concibe como un espacio vivo de exploración, descubrimiento y expresión. Inspirado en la filosofía educativa de Reggio Emilia approach, el Atelier parte de la visión de los niños como seres curiosos, competentes y creativos, capaces de construir su propio conocimiento a través de la experiencia y de la interacción con el entorno.
En él, los niños pueden experimentar libremente con una gran variedad de materiales (pintura, papel, barro, arena, agua, luz o elementos naturales), lo que estimula la exploración sensorial, fortalece la capacidad de observación, la motricidad fina y la imaginación. El objetivo no es simplemente obtener un resultado “bonito” o acabado, sino vivir el proceso creativo: ensuciarse, probar, equivocarse, descubrir y disfrutar. El adulto, en este marco, actúa como mediador sensible: observa, propone y acompaña sin imponer, fomentando la autonomía, la autoestima y la capacidad de decisión del niño.
Situaciones de aprendizaje
A lo largo del curso, se proponen situaciones de aprendizaje adaptadas al desarrollo evolutivo de los alumnos. Estas situaciones no buscan transmitir contenidos académicos, sino proporcionar experiencias que les permitan avanzar en aspectos fundamentales como la coordinación motriz, la expresión verbal y no verbal, el desarrollo afectivo, la autonomía y la socialización.
En este sentido, se utilizan materiales manipulativos y sensoriales, como masas, telas de diferentes texturas, objetos o materiales sonoros, objetos con texturas diversas como algodón, hojas secas, etc. Estos elementos estimulan los sentidos, fomentan la curiosidad natural del niño y le invitan a interactuar de forma activa con su entorno.
Por ejemplo, una actividad tan simple como jugar con arena o agua puede convertirse en una experiencia de aprendizaje puesto que se trabajan conceptos físicos como el peso o el volumen, se desarrolla la motricidad fina y se potencia el lenguaje al nombrar las acciones o describir lo que ocurre. Otro ejemplo de esto es la vendimia en el aula, la cual se realiza para acercar a los niños a la naturaleza y a las tradiciones del otoño. A través del juego y la experimentación sensorial, tocan y pisan las uvas descalzos, descubriendo nuevas texturas, olores y sensaciones. Esta experiencia favorece el desarrollo sensorial, la motricidad, la curiosidad y el trabajo en grupo, aprendiendo desde el disfrute y la vivencia directa.



Espacios de juego simbólico
Cuentan además con espacios de juego simbólico, como granjas con animales, que permiten a los niños interactuar de forma lúdica y creativa con su entorno. Estos espacios están diseñados para fomentar la imaginación, la curiosidad y la representación de situaciones cotidianas, elementos clave en el desarrollo cognitivo y emocional a estas edades.



A través de este tipo de juegos, los niños no solo se divierten, sino que también aprenden vocabulario en varios idiomas, favoreciendo así el desarrollo lingüístico y la familiarización con la diversidad lingüística.
En todos estos procesos, el papel del educador es esencial, pues es quien debe observar, acompañar y ofrecer propuestas estimulantes que respeten los ritmos individuales y favorezcan la autonomía de cada alumno. Además, aprender a través de la experiencia no solo es adecuado para niños de este ciclo, sino que es una necesidad.