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En este proyecto, que aúna Lengua y Matemáticas, el alumnado de 6º de Primaria ha tenido que descubrir quién era la enigmática tía Ágata y hacer realidad su testamento.
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Esta iniciativa está alineada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 4 referente a proporcionar una «Educación de Calidad».
Matemáticas, Lengua y misterio, sobre todo, mucho misterio. Los alumnos y alumnas de 6º de Primaria del Colegio Zola Las Rozas se han enfrentado en las últimas semanas a todo un reto: descubrir quién era la tía Ágata y hacer realidad su testamento. Todo un proyecto que los estudiantes han vivido con entusiasmo y en el que han mejorado las competencias matemática y lingüística.
Tal y como explican las profesoras María Correal y Laura Barril, la iniciativa surgió de la necesidad de «hacer más tangibles y vivenciales los proyectos para lograr que el alumnado se involucre por completo». A continuación, nos lo cuentan en detalle.
Requerimiento notarial. «El proyecto comienza cuando los alumnos reciben un requerimiento notarial en el que se les informa de que han recibido una herencia de una tía lejana. Como parte de la asignatura de Lengua, debían contestar de manera formal la carta con la ayuda de sus padres (se proyectó como una actividad en familia, de la cual los padres ya estaban enterados previamente)».
Se abre testamento. «Una vez aceptado el requerimiento notarial, montamos una pequeña función, en la que nos disfrazamos de notarias y se abrió el testamento. En este documento, se les informaba de que habían recibido un edificio que tenían que reconstruir tal y como había dejado reflejado la tía Ágata en el testamento, para lo cual se trabajaron las unidades de medida. Al mismo tiempo, como era una tía lejana, tenían que ir descubriendo los distintos misterios que guardaba Ágata sobre su apasionante vida, como parte de la asignatura de Lengua».
Competencias trabajadas. «La competencia lingüística, matemática, aprender a aprender, social y cívica, además de nuestro pilar Pensamiento Emocional».
¿El resultado? «Les ha encantando y lo han vivido con mucha intriga. Cuando llegamos a clase, ni siquiera hacía falta que se les dijera que comenzasen, lo hacían sin decirles nada».