
Para mantener un buen estado de ánimo durante esta crisis sanitaria, algunas claves serían…
La crisis nos obliga a tomar contacto con nuestra vulnerabilidad. Estamos experimentando muchos cambios y nos hacemos conscientes de la gran incertidumbre que nos depara el futuro. Por este motivo, es completamente natural y adaptativo experimentar variaciones en el estado de ánimo. Sin embargo, mantener un cierto equilibrio es importante para poder seguir afrontando los problemas con salud, seguridad y eficacia. Creo que este equilibrio es posible, en la medida en que sabemos balancear la atención y reflexión sobre los problemas con la distracción y el cuidado de la salud. Yo os propongo 7 estrategias claves:
- Tener amplitud de conciencia y conectar con la meta que nos trasciende: nuestro compromiso social. Es importante recordarnos día a día que las circunstancias que estamos viviendo son extraordinarias y que los sacrificios que todos estamos haciendo tienen un único fin: cuidarnos, protegernos de la enfermedad y asegurar un futuro próspero. Eso implica colaborar y ayudarnos los unos a los otros.
- Estar en contacto frecuente con nuestros seres queridos y compartir sentimientos. Sobre todo, compartir los sentimientos más conflictivos. La supresión de las emociones negativas nos pasa tarde o temprano factura (somatizaciones, aumento del estrés, bajo rendimiento, etc.). Esto es especialmente importante con nuestros hijos o alumnos y darles un espacio en el que tengan la oportunidad de hablar no sólo de lo qué pasa, sino también de lo qué sienten. La experiencia de una buena escucha y de la empatía es reconfortante, refuerza la seguridad emocional y nos prepara para pensar mejor, aprender y actuar en consecuencia.
- Dedicar una atención concentrada y limitada para estar bien informados, basándonos en fuentes fiables. La confianza y las certezas aumentan nuestra sensación de control y disminuyen el estrés. Lo mejor es elegir un momento del día para evitar una sobrecarga mental.
- Cuidar de nuestro cuerpo para cuidar nuestra mente: mantener una rutina de trabajo y ejercicio, así como no olvidar una buena alimentación, suficientes descanso y desconexión de pantallas. Este es un plan que debe compartirse en familia.
- Buscar un tiempo a solas y en familia para reflexionar sobre lo que está sucediendo en el mundo, tratando de extraer un aprendizaje, pensando juntos las mejoras que podemos hacer en la vida, a nivel individual, familiar y social.
- Potenciar el intercambio de afecto, practicar la empatía, la solidaridad y la amabilidad.
- Dedicar momentos al juego. Realizar alguna actividad divertida en familia y con amigos.
¿A qué nuevos retos se enfrenta la inteligencia emocional en los colegios tras el COVID-19?
Cada niño, niña y adolescente habrá vivido esta crisis de distintas maneras. Así que, antes que nada, debemos asegurar un tiempo para dialogar y compartir sentimientos con su grupo de compañeros. Debemos ayudarles a comprender y construir una narrativa constructiva, desarrollando confianza en el futuro a pesar de las pérdidas y los cambios.
Considerando esto, creo que es necesario enfocarnos mucho más en hablar de Inteligencia Emocional grupal y en el manejo de los procesos colaborativos, como marco principal de aprendizaje de las habilidades socioemocionales, así como relacionar la IE con el pensamiento crítico y el manejo de la complejidad. Si algo estamos aprendiendo de esta crisis es que saber manejar la complejidad, tener capacidad de liderazgo y de trabajo en equipo es básico para salir adelante.
También es preciso trabajar los procesos empáticos más complejos con el fin de saber adoptar perspectivas muy diferentes tanto a nivel interpersonal como cultural, para poder cooperar y ser creativos en el mundo.
Por último, tendremos que afrontar una nueva forma de ir a la escuela en donde la tecnología tendrá un papel primordial. Pero creo que debemos asegurar un uso de la tecnología que no amenace nuestra humanidad y la satisfacción de las necesidades emocionales y sociales de los niños y niñas. La escuela es un instrumento clave en ese sentido. Lo que se haga en ella afectará al resto de la sociedad.
Es muy importante empezar a hablar de un uso emocionalmente inteligente de la tecnología.
¿Cómo podemos trabajar nuestra inteligencia emocional día a día para tener «reservas» en caso de un nuevo confinamiento?
Creo que, sobre todo, depende de saber aprender de lo que está pasando y saber discernir en cada momento qué es lo verdaderamente importante. La IE guarda mucha relación con tener conciencia social, con la confianza y con saber poner el foco en lo relevante, actuando en coherencia. También tiene que ver con la flexibilidad. Eso supone saber reconocer y manejar los sentimientos negativos, a la vez que podemos poner nuestra atención en lo positivo y en todo lo que se puede aprender juntos de esta crisis. El negativismo, la queja y las críticas continuas nos desgastan y obstaculizan la imaginación de un futuro mejor.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a ser resilientes?
Mantener la fortaleza y motivación para afrontar los problemas, a pesar de la adversidad. Para ello, debemos ofrecerles una seguridad afectiva para que nos cuenten cómo están entendiendo lo que está ocurriendo y cómo les hace sentir. Sólo entonces, podremos expresarles empatía y amor, así como la confianza de que, a pesar de los problemas, saldremos adelante porque esto nos ayudará a saber más y a hacer las cosas mejor.
Esos son buenos momentos para hablarles de que en la historia de la humanidad y también en la de nuestra familia hemos pasado por momentos duros y cómo los hemos superado. También les ayudará que no ocultemos lo que sentimos, explicándoles que estamos preocupados o tristes por una razón, pero que los problemas se resolverán y que, cuando sea así, nos habremos fortalecido. Es necesario que nuestros hijos entiendan que las crisis, aunque duras, son una oportunidad para el desarrollo de las personas y de la sociedad.
¿En qué proyectos estás trabajando en la actualidad?
Continúo trabajando en mi escuela de comunicación Verbalia y en el desarrollo de un programa de educación socioemocional que utiliza la tecnología como apoyo a los profesores y a las familias: www.imocli.com
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