Hace hoy un año aproximadamente, Laura, Rodrigo, Adrián, Blanca, Mario y Ana, de 2º de Bachillerato, decidieron embarcarse en un proyecto que no sabían muy bien hacia dónde les iba a dirigir. «¿Historia del Arte? ¿Esa materia en la que sólo se ven cuadros?”.
Fueron pasando las clases, adquiriendo el vocabulario técnico que requería la materia, conociendo los pasos básicos para defenderse ante una obra… y un buen día deciden que ya no querían seguir encerrados en el aula, que se les ha quedado pequeño el espacio, así que retoman una propuesta de su profesor: realizar una metodología plenamente activa y práctica, la cual iba a requerir sacrificios para todos, pero que había que probar.
Durante tres tardes (19 y 26 de enero y 2 de febrero), las clases se trasladaron al Museo del Prado y, en un tiempo aproximado de dos horas cada sesión, se impartían los conocimientos delante de Fra Angélico, El Bosco, Botticelli, Tiziano, El Greco, Rafael, Van der Weyden o Leonardo, entre otros.
El primer jueves se dedicó a la pintura del Románico y del Gótico, y si bien no alberga grandes ejemplos el Museo del Prado, sí que es suficientemente representativa para entender y comprender in situ las características particulares de esta pintura. Los dos siguientes jueves fueron para la pintura del Renacimiento, el Quattrocento, Cinquecento y Manierismo en una sesión, y pintura veneciana y española renacentista en una segunda sesión. Obviamente, estas dos sesiones fueron las más complejas, por los contenidos, por la cantidad de obras analizadas, por la complejidad de muchas de las mismas, por la iconografía, por la simbología, por las distintas interpretaciones… Las dos horas se convirtieron casi en tres.
Laura, Rodrigo, Adrián, Blanca, Mario y Ana han valorado muy positivamente esta metodología y seguimos avanzando los jueves en el Museo: el Barroco flamenco y holandés (Rubens, Rembrandt, Van Dyck…), el Barroco español (Velázquez como protagonista, sin desmerecer a Murillo, Cano, Zurbarán…) y Goya y el Neoclasicismo.
Beauty perishes in life, but is immortal in art (Leonardo)
Crónica por Rubén del Olmo