Trabajo por espacios
El reto de trabajar en espacios de aprendizaje es crear lugares adecuados a cada edad, que se conviertan en generadores de relaciones sociales y encuentros, espacios que sean dinámicos e inviten a actuar, faciliten la construcción conjunta de conocimiento y sean generadores de cultura. Se trata de una forma de trabajo innovadora.
El espacio se articula en diferentes puntos espaciales en los que los recursos, los materiales y las actividades están relacionados con objetivos o contenidos curriculares y los alumnos desarrollan de forma autónoma o guiada. El alumno elige su propio ritmo y el momento de desarrollar la actividad.
En el Colegio Zola Las Rozas, Madrid usamos esta herramienta innovadora de aprendizaje y estos son algunos de sus beneficios educativos:
- Permiten una gran autonomía del alumnado para la toma de decisiones durante el proceso de aprendizaje.
- Es una propuesta estimulante y atractiva para el alumno
- Permiten una nueva organización del tiempo y de los recursos.
- Amplía las oportunidades de experimentación e investigación.
- Impulsan el juego como vía de aprendizaje
- El alumno es protagonista del aprendizaje
- El docente asume el rol de mediador
- Potencia las relaciones interpersonales
¿Cómo trabajamos por espacios en Primaria? Nos lo explica, Mónica Moreno, profesora de primaria
Cuando entras en clases el ambiente es distinto a un aula tradicional, los niños trabajan de forma concienzuda pero relajada en cada uno de los espacios que se han habilitado. En cada lugar, se desarrolla una materia y cada uno de los espacios se identifica con un personaje.
Personajes de cada espacio:
-Maty (espacio lógico matemático)
-Zolina (espacio lectoescritura)
-Zolín (espacio lectura, biblioteca)
-Lupita (espacio manipulativo, de experimentación)
-Divertín (espacio de juegos)
-Tably (espacio tecnológico)
Antes de empezar con las diferentes actividades, éstas se explican en la asamblea. «Para organizar el reparto inicial de los espacios organizamos equipos por colores, sacamos una tarjeta y los alumnos que pertenezcan a ese equipo, son los primeros en elegir espacio. Y así sucesivamente con el resto de tarjetas de colores», explica Mónica.
Luego, rotan libremente por los espacios, sabiendo que tienen unas actividades «obligatorias» que terminar al final del día. «Ellos gestionan su tiempo, se hacen más autónomos y responsables. Con esta metodología, se respetan los diferentes ritmos de trabajo, se atienden las necesidades de cada uno» asegura la profesora… Al finalizar las actividades, ellos se apuntan en el registro de espacios.