La resiliencia es una parte fundamental del pensamiento emocional. En nuestras aulas de infantil consideramos clave para un desarrollo emocional adecuado educar a nuestros alumnos para que sean capaces de enfrentar las adversidades del día a día, superarlas con éxito y transformen situaciones frustrantes en algo positivo y posible de alcanzar.
Hay muchas formas de desarrollar la resiliencia, desde algo tan simple como las relaciones personales, las rutinas o el cuidado de sí mismo hasta el establecimiento de pequeñas metas, desarrollar el optimismo y positivismo o afianzar la confianza en sí mismos.
En nuestras aulas de tres años, un ejemplo de cómo fomentamos la resiliencia en los más pequeños es meternos en el papel de un superhéroe. Cada vez que algún alumno/a siente rabia o frustración por algo, acude al rincón de pensamiento emocional, se visten con la capa de superhéroe / heroína y vuelve a intentarlo de nuevo diciéndose a si mismo/a: “yo sí que puedo”, con fuerzas renovadas, confianza en sí mismo y el apoyo de todos. Tras alcanzar su objetivo con éxito, todo el grupo lo celebramos y pegamos una pegatina de superhéroe en el rincón de inteligencia emocional para reforzar positivamente el logro alcanzado. Es sorprendente como a estas edades, dotarles de herramientas tan valiosas como la resiliencia puede ayudarles tanto a ser emocionalmente más fuertes.