Marta Morales, responsable de nuestro programa de Pensamiento Emocional, nos da algunas claves para dotar a nuestros hijos de herramientas de gestión emocional que contribuyen a crear un buen clima de convivencia.
Arrancamos un nuevo curso, cargado de nuevas emociones y, como siempre, nuevos retos. Este año queremos hacer especial hincapié en el clima de convivencia y la importancia que tiene para el bienestar de nuestros alumnos.
Como centro educativo que cuenta con un programa de Educación Emocional, podemos transmitir a nuestros alumnos las herramientas para proveerles de estrategias ante el conflicto. Y hablamos de “proveer” y no de “preveer”, puesto que el conflicto existe y no solo hay que prevenirlo sino que afrontarlo con las herramientas adecuadas para convertirlo en oportunidad y aprendizaje.
Cuando hablamos de proveer a los alumnos de herramientas adecuadas ante el conflicto, debemos entender este no solo como el momento de discusión o pelea, sino como una situación en la cual existen diferentes intereses o necesidades y esto hace que pueda aparecer una situación de confrontación. Y esto a veces sucede con nosotros mismos, lo que llamamos generalmente “conflicto interno”.
Por “herramientas adecuadas” nos referimos a habilidades de gestión emocional, como la identificación de las emociones y las necesidades que tengo; y habilidades para una buena convivencia, como la escucha activa o la asertividad.
«El papel de las familias es clave»
Aunque desde el colegio tenemos un papel importante en la educación emocional del alumnado, el papel de las familias es clave: educar en inteligencia emocional en los hogares es la mejor vía de prevención de situaciones que distorsionen su bienestar emocional.
Y como familias, ¿cómo podemos trabajarlo?, ¿cómo podemos preparar a nuestros hijos ante una situación de conflicto?
- Lo primero es generar en el hogar espacios de comunicación. Hablar de las emociones y ponerles nombre, hablar de cómo nos sentimos, pero también de lo que necesitamos para sentirnos mejor y de lo que podemos hacer para ello. Generar este espacio nos ayudará como padres y madres a conocer el estado emocional de nuestros hijos y a ellos y ellas, la confianza y las herramientas para poder expresarse. De esta manera podemos prevenir situaciones como “nunca me cuenta lo que le pasa” o “nos sentimos frustrados porque no entiendo qué necesita”.
- Es importante también “predicar con el ejemplo” en valores como el respeto y la asertividad, y enseñar a nuestros hijos e hijas a saber expresar lo que necesitamos respetando a quien nos rodea. Practicar esto con ellos es el mejor de los aprendizajes.
- Reforzar la autoestima y autoconocimiento de nuestros hijos e hijas, también les dotará de habilidades ante el conflicto y se sentirán más capaces de afrontarlo y adquirir un aprendizaje de ellos. Pero esto no consiste en elogiar por elogiar. Reforcemos en ellos la seguridad en sí mismos, que se sientan orgullosos de sus logros y por ende, se sientan capaces.
- Otro aspecto importante que podemos trabajar con nuestros hijos es que sepan “pedir ayuda”, transmitirles que “nunca pasa nada y podemos con todo”, puede generar en ellos expectativas demasiado altas. La realidad es que todos en algún momento hemos necesitado ayuda, y en ocasiones o no hemos sabido pedirla o incluso no hemos sabido identificarla. Por ello, una vez más, es importante conocer cómo nos sentimos y que necesitamos para poder pedir la ayuda de manera concreta y eficaz.
De esta manera estaremos dotando a nuestros hijos e hijas de herramientas para una buena convivencia y bienestar emocional, ayudándonos también como padres a identificar su “estado emocional” y gracias a ello, facilitándonos el reto de acompañarlos en la aventura de crecer.